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miércoles, 13 de julio de 2011

Biblioteca del Che

Inauguración de la Biblioteca del Che

Vecinos que participan de la biblioteca han
acercado los primeros ejemplares.
Las fotografías han sido tomadas por Verónica Palermo

El Sábado 2 de Julio se ha inaugurado en la Biblioteca Popular Sudestada un entrañable espacio denominado “La Biblioteca del Che”.
Dicha biblioteca esta ubicada en la calle Aristóbulo del Valle 1631, Florida Provincia de Buenos Aires.
La convocatoria estuvo motorizada por la gente de la Biblioteca, el Centro Cultural “Tiempos Modernos”, y contó con el auspicio de la Casa de la Amistad Argentino Cubana zona Norte.
Previo a la inauguración de la Biblioteca se pasaron algunos avances del Documental “De sus queridas presencias”, el cual todavía se encuentra en etapa de rodaje.

Calica Ferrer y Norberto Forgione intercambiando ideas con los asistentes

Posteriormente se hizo un intercambio de ideas con el público asistente donde participamos los realizadores del documental y Calica Ferrer, quien acompaño a Ernesto Guevara en su segundo viaje por Latinoamérica. También fue presentado el tema musical del documental llamado “Detrás de aquella estrella”, a cargo de Thomas Posilovic en teclado y Juan Ruggieri en voz y guitarra.
Juan Ruggieri interpretando el tema del Documental
Thomas Posilovic en teclado
Finalizadas estas actividades en el centro cultural nos dirigimos a la Biblioteca para inaugurar el espacio.
Alberto Noguerol hizo una introducción comentando sobre la relación del Che con los libros, y resaltando el aspecto del Che como teórico y pensador. Citó también algunos párrafos tomados del artículo “El libro, un compañero inseparable del Che”,escrito por el periodista boliviano Carlos Soria Galvarro.
Alberto Noguerol presenta la actividad antes de inaugurar la biblioteca.
Como nació la idea de la Biblioteca.
La idea de construir una biblioteca que contenga los libros que circularon por los campamentos de Ñancahuazú durante la guerrilla comandada por Ernesto Che Guevara, partió de una iniciativa de Don Antonio Peredo quién está llevando a cabo esta tarea en Bolivia.
Cuando le comente a Don Antonio que teníamos intenciones de replicar esta idea en Buenos Aires le pareció una buena iniciativa y nos alentó en la tarea.
La intención de armar esta biblioteca con la participación de los vecinos no se agotará una vez que tengamos todos los libros del listado, sino que pretendemos que esta experiencia participativa pueda replicarse en distintos lugares del mundo.
Para quienes estén interesados a sumarse a esta red pueden contactarse con Alberto Noguerol, Elina Moncada y demás colaboradores de la biblioteca se encargaran de ponerse en contacto con quienes escriban para hacer operativa la iniciativa. Los interesados deben contactarse al siguiente mail: bpsudestada@yahoo.com.ar
Para quienes quieran contactarse con la Biblioteca que esta en construcción en Bolivia deben hacerlo al mail miradass1@hotmail.com


Algunas imágenes del encuentro


A continuación se menciona el listado de libros que el Che anotó en su famoso diario, y luego el detalle de libros leídos mes a mes durante la campaña guerrillera
Fascimil del diario del Che con las anotaciones de sus últimas lecturas
Listado de la Biblioteca del Che en Ñancahuazú
La historia como hazaña de la libertad - B. Croce
Los orígenes del hombre americano - P. Rivet
Memorias de guerra - general Charles De Gaulle
Memorias - Churchill
Fenomenología del Espíritu - Hegel
Le neveu de Rameau - Diderot
La revolución permanente - Trotsky
Nuestros banqueros en Bolivia - Margarita Alexander Marsh
El lazarillo de ciegos caminantes - Concolocorvo
Descripción de Bolivia - La Paz 1946
El hombre americano - A. D´Orbigny
Viaje a la América Meridional - Buenos Aires
El pensamiento vivo de Bolívar - Fombona
Aluvión de fuego - Oscar Cerruto
El dictador suicida - Augusto Céspedes
La Guerra de 1879 - Alberto Gutiérrez
El Iténez salvaje - Luis Leigue Castedo
Tupac Amaru, el rebelde - Boleslao Lewin
El indoamericanismo y el problema racial en las Américas - Alejandro Lipschutz
Internacionalismo y nacionalismo - Liu Shao Chi
Sobre el proyecto de constitución de la R. P. China
Informe de la misión conjunta de las Naciones Unidas y organismos especializados para el estudio de los problemas de las poblaciones indígenas andinas, O.I.T. Ginebra 1953
Monografía estadística de la población indígena de Bolivia - Jorge Pando Gutiérrez
Historia económica de Bolivia - Luis Peñaloza
Socavones de angustia - Fernando Ramírez Velarde
La cuestión nacional y el Leninismo - Stalin
El marxismo y el problema nacional y colonial - Stalin
Petróleo en Bolivia
Historia del colonialismo - J. Arnault
Teoría general del estado - Carré de Malberg
Diccionario de sociología - Pratt Fairchild
Heráclito, exposición y fragmentos - Luis Forie
El materialismo histórico en F. Engels - R. Mondolfo
Nacionalismo y socialismo en América Latina - O. Waiss
Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel - Marx
Ludwig Feurbach y el fin de la filosofía clásica alemana - Engels
El desarrollo del capitalismo en Rusia - Lenin
Materialismo y empiriocriticismo - Lenin
Acerca de algunas particularidades del desarrollo histórico del marxismo
Cuadernos filosóficos - Lenin
Cuestiones de leninismo - Stalin
La ciencia en la historia - John D. Bernal
Lógica - Aristóteles
Antología filosófica (La filosofía griega) - José Gaos
Los presocráticos. Fragmentos filosóficos de los presocráticos - García Bacca
De la naturaleza de las cosas - Tito Lucrecio Caro
El filósofo autodidacto – Abuchafar
De la causa, principio y uno -Giordano Bruno
El príncipe - Obras políticas – Maquiavelo *
Listado de los libros que fue leyendo mes a mes
11-66
El Embajador - Morris West *
Orient Express - Graham Greene
En la ciudad - William Faulkner
La legión de los condenados - Sven Hassel
Romancero Gitano - García Lorca
Cantos de vida y esperanza - Rubén Darío
La lámpara maravillosa - Del Valle Inclán
El pensamiento de los profetas - Israel Mattuck
Raza de bronce - Alcides Arguedas
Misiones secretas - Otto Skorzeny
El cuento boliviano - Selección
La Cartuja de Parma - Stendhal
La física del sig1o XX - Jordan
La vida es linda, hermano - N. Hikmet
Humillados y ofendidos - F. Dostoievsky
El proceso de Nuremberg - J. J. Heydecker y J. Leeb
La candidatura de Rojas - Armando Chirveches
Tiempo arriba - Alfredo Gravina
Memorias - Mariscal Montgomery
La guerra de las republiquetas - Bartolomé Mitre
Los marxistas - C. Wright Mills
La villa imperial de Potosí - Brocha Gorda (Julio Lucas Jaimes)
Pancho Villa - I. Lavretski
La Luftwaffe - Cajus Bekker
La organización política - G. D. H. Cole
De Gaulle - Edward Ashcroft
12/66
La Nueva Clase - Milovan Djilas
El joven Hegel y los problemas de la sociedad capitalista - G. Luckaks
Juan de la Rosa - Nataniel Rodríguez [sic, por Aguirre]
Dialéctica de la naturaleza - Engels
Historia de la Revolución Rusa I - Trotsky
1/67
Categorías del materialismo dialéctico - Rosental y Staks (sic)
Sobre el problema nacional y colonial de Bolivia - Jorge Ovando
Fundamentos biológicos de la cirugía - Clínicas Quirúrgicas de Norteamérica
Política y partidos en Bolivia - Mario Rolón
La compuerta N° 12 y otros cuentos - B. Lillo
2/67
La sociedad primitiva - Lewis H. Morgan
Historia de la Revolución Rusa II - Trotsky
Historia de la Filosofía I - Dynnik
Breve historia de la revolución mexicana I - Jesús Silva
Breve historia de la revolución mexicana II - Jesús Silva Herzog
Anestesia. Clínicas Quirúrgicas de Norteamérica
3/67
La cultura de los Incas - Jesús Lara
Todos los fuegos el fuego - Julio Cortázar
Revolución en la Revolución - Regis Debray
La insurrección de Tupac Amaru - Boleslao Lewin
Socavones de angustia - Fernando Ramírez Velarde
4/67
Idioma nativo y analfabetismo - Gualberto Pedrazas J.
La economía argentina - Aldo Ferrer
En torno a la práctica - Mao Tsé Tung
Aguafuertes porteños - Roberto Arlt
Costumbres y curiosidades de los aymaras - M. L. Valda de J. Freire
Las 60 familias norteamericanas - Ferdinand Lundberg
5/67
Historia económica de Bolivia I - Luis Peñaloza
La psicología en las fuerzas armadas - Charles Chandessais
7/67
Historia económica de Bolivia II - Luis Peñaloza
Elogio de la locura - Erasmo
8/67
Del acto al pensamiento - Henri Wallon
9/67
Fuerzas secretas - F. O. Miksche

miércoles, 16 de marzo de 2011

Alberto Granado

En un alto de la entrevista con Alberto Granado en su casa de La Habana

En un viaje realizado a La Habana hace algunos años, durante la etapa de investigación para la realización del documental, tuvimos el agrado de ser recibidos en su casa por Alberto Granado.

Fue una entrevista cálida, llena de recuerdos.

A Alberto le costaba hablar de si mismo sin mencionar a su entrañable amigo Ernesto

Transcribimos a continuación algunos pasajes de la entrevista:

Cuando era estudiante en Córdoba, gane un concurso de practicante menor de epidemiología bioquímica y pedí uno de los lugares mas difíciles.

Pedí lepra en San Francisco del Chañar, ahí no quería ir nadie, porque san francisco del chañar esta allí cerca de santiago del estero, y lepra es una enfermedad que no da muchos recursos, entonces me puse a trabajar allí.

Allí había un senador que era del departamento donde estaba el leprosario. Un tipo que era conservador y se pasó al peronismo. Entonces como se paso al peronismo quería ser más peronista que nadie, y la primera medida que tomo fue que todos los empleados del leprosario tenían que afiliarse al partido peronista.

Un día yo estaba jugando con los leprosos al fútbol, y veo venir a Loza que se llamaba el entrenador y el director, y por la cara que traía, no venia muy contento.

Me saluda y me dice, aquí jugando, queriéndote enfermar con los leprosos, y le digo no, si el fútbol no infecta a nadie.

El senador empezó a hablar de la política, de la importancia del dinero, entonces le dije “nadie se acuerda de la gente que muere pobre”. Me dice que el como senador no le quedaba mas remedio que obligarme a afiliarme al partido peronista.

Yo hasta ese día lo trataba con mucho respeto. El hombre era calvo y le dije: “decime pelado, ¿pero vos estas en pedo, no te das cuenta que esto esta en el culo del mundo?, no te das cuenta que el que hace el favor acá soy yo a Uds. y dije Sr. director, desde ya vaya recibiendo mi renuncia.

En realidad eso me ayudo a irme del leprosario, porque yo estaba muy metido con el leprosario. De allí me fui a trabajar al hospital español en Córdoba, allí había mucha gente antiperonista, venían unos pobres chacareros y les sacaban sangre solo para cobrarles los análisis, yo me sentía muy mal.

Allí, un día de Octubre aparece Ernesto. En aquel tiempo había una semana de vacaciones por el día de la lealtad, y en esos días dijimos bueno, salimos de viaje.

Eso fue en Octubre y salimos en Diciembre.

Hacia muchos años que hablábamos del viaje. Juntamos la guita que pudimos. La idea era conocer, conocer América latina y después ver que hacíamos.

El viaje era algo obsesionante para mí. Yo hubiese podido ser premio Nóbel o primer ministro pero nunca me hubiese sentido satisfecho si ese viaje no lo hubiese llevado a cabo. Yo tenía mi estrategia. Si algo me interesaba decía lo voy a hacer ahora antes del viaje, o decía yo me voy a casar después de que haga el viaje. Todo el mundo decía que lindo, yo voy con vos, pero al final, el que fue, fue el mejor, porque mejor compañero imposible

Alberto y Ernesto en la balsa Mambo Tango

Cuando salimos Ernesto y yo al viaje, yo tenia comprometido con la madre de Ernesto que yo iba a hacer todo lo posible para que él se graduara de medico, cuando el salio debía 13 asignaturas. El viaje fue maravilloso.

El fin del viaje junto fue en Venezuela. Allí apareció un amigo de un tío del Che que tenia un transporte de caballos de Buenos Aires, Caracas, Maracaibo, Miami.

Entonces imagínate, que oportunidad más grande que esa, en unas horas iba a estar en Buenos Aires. Salimos entonces a buscar una visa para que pudiera entrar a Miami.

En forma relampagueante obtuvo la visa y se fue a Miami, pero en Miami se rompió el avión, y Ernesto tuvo que pasarse un mes allá comiendo de lo que trabajaba, cuidando una casa, limpiando cristales, en fin y luego se volvió a Buenos Aires.

Yo me quede en Caracas. Tenia una carta una carta de recomendación para un medico que se llamaba Jacinto Convit.

Convit me hizo algunas preguntas, parece que le caí bien, le gusto que yo supiera algo, y me contrato por un año en un laboratorio que había en un leporosario, en el litoral, llamado Cabo Blanco.

Conseguí que me dieran también casa y comida además del sueldo. A mi me convenía quedarme allí hasta que Ernesto fuera a Buenos Aires, se graduara de medico y volviera para reunirnos.

No sabíamos bien que íbamos a hacer, íbamos a viajar por lo menos hasta México, o quedarnos en el leprosario, que aunque era muy viejo, había muy buenas condiciones.

Me entusiasmaba esto ya que otro de los sueños nuestros era obtener una vacuna contra la lepra, que hasta ese momento no se había obtenido, se obtuvo muchos años después y nunca fue muy efectiva.

Una vacuna contra la lepra era un objetivo lindo para un investigador.

La cosa siguió así. Nos carteábamos de vez en cuando y Ernesto alargaba su salida, entonces yo empecé a hacer mi trabajo, en una de esas hice un trabajo científico bastante bueno, y yo apurándolo a Ernesto. “Ernesto ven para acá, que hace falta que te vengas”. Entonces quedamos en eso, estábamos a la expectativa de reunirnos.

Ernesto Guevara, ya graduado de médico sale con Calica Ferrer rumbo a Caracas. En el viaje se va encontrando con distinta gente, se va entusiasmando con otras cosas y se va hacia Guatemala.

Para resumir, me manda un papelito con Calica donde dice: “Alberto, no me esperes mas, porque yo me voy a ir a Guatemala donde hay una revolución que me parece que es mas interesante que ir a ganar plata a Caracas”.

Entonces yo seguí, yo tenia mi trayectoria mucho mas definida que la de Ernesto.

En primer lugar yo tenia 29 años y el tenía 24. Mi aspiración, era ser un investigador, ser padre de familia y viajar. Yo tenía esas tres cositas para mí.

Entonces cuando recibo la noticia me da bronca, y empiezo a buscar una nueva beca para seguir el trabajo que yo había empezado a hacer en Caracas. Gano una beca y me voy para Italia, eso fue en el año 56. Estuve en Italia casi 6 meses, hice mucho turismo porque el profesor no era muy trabajador y además no tenía mucho más conocimiento que yo.

Cuando vuelvo recibo una carta de Ernesto que me dice que está en México, ya había sucedido la invasión de Guatemala por castillo de armas.

Me dice en la carta veni para acá, esto esta muy bueno.

Yo le decía: “¿que estas haciendo?” Y el me decía: “¿estoy de fotógrafo?”, y yo le volvía a escribir: “… pero que mierda estas haciendo de fotógrafo cuando acá hay 2000 leprosos esperando un tipo inteligente como vos para que los ayudes a mejorar su estándar de vida.” Teníamos esas discusiones por carta.

Pasa el tiempo y veo una noticia en el periódico: Medico argentino muerto al desembarcar en cuba. No decía el nombre pero yo empecé a averiguar, llame a la madre y me dice: yo se que esta vivo, porque le había llegado una carta donde estaba firmado como Tete que era el apodo de la infancia.

Mientras se desarrollaba la guerrilla yo estaba trabajando como profesor titular en la Universidad en Caracas.

Al triunfo de la revolución cubana, el era Ministro, era famoso, pero tenia que venir a verme porque me había dejado plantado, y me mando una carta que aún conservo.

Entonces viene a Caracas Fidel y yo dije: “En cuanto aparezca Ernesto lo veo”.

No aparece Ernesto entre la gente, y mis amigos me decían “estas seguro que hiciste el viaje en moto con el, porque es un poco raro que el tipo haya venido y no te haya visto”.

Esto fue en enero y en abril el che me manda una carta pidiendo disculpas y explicándome que se había enfermado, y entonces me di cuenta que a Ernesto no podía contarlo como Ernesto sino como al Che entonces dije, “ya que la montaña no viene a Mahoma, mahoma tiene que ir para allá”

Yo ya tenía los dos hijos más grandes y entonces decidí venir para ver como era esto en Cuba, como estaba la cosa.


Alberto Granado enmarco una carta enviada por el Che cuando ya este era Ministro en Cuba.


Fíjese, nos separamos el 26 de Julio del 52, el día que murió Eva Perón y nos juntamos el 23 de Julio del 60. Pasaron 8 años.

Resulta que llego aquí, me presento y me atiende como siempre, como amigos que somos, como amigos de toda la vida. Entonces le digo: “Me tenes que llevar a ver a Fidel” que en esos días iba a hablar en la Sierra Maestra. Me dice: “no, yo no puedo ir, me tengo que quedar, entonces le digo: “Bueno, entonces por lo menos me tenes que prestar un auto” y me responde, “bueno, te voy a prestar un auto por la excepcionalidad de la cosa, que no es mío, es de la comandancia, pero eso si, la gasolina la tenes que pagar vos”. Allí no corría eso de que venia el amiguito e iba a tener el auto.

Hicimos el viaje, fue una cosa maravillosa. En primer lugar todas las cosas que se habían hecho desde el triunfo de la revolución hasta Julio del 60, el fervor que había, la simpatía del pueblo y me fui enamorando…

Entonces Ernesto me dijo te voy a dar una cartica para el Comandante en jefe de las fuerzas armadas en oriente por cualquier problema que tengas. Llegue a Santiago de Cuba y conseguí una habitación para los dos niños. Ernesto me dio una carta que la escribió en un papelito, así no mas, nada oficial. Llego a un lugar donde encuentro a un tipo mezclando cal con arena, pantalón arremangado, lleno de cemento, me acerco y le digo: “estoy buscando al comandante Acosta”. Yo estaba buscando un comandante con uniforme con estrellas y el hombre me dice, “no busque mas el comandante soy yo”.

El tipo estaba a pico y pala para terminar porque al otro día venia el discurso de Fidel.

Al día siguiente escuche el discurso de Fidel, un discurso fantástico. Ya por la mitad del discurso le digo a Delia, mi mujer, “Delia prepárate, que el líder que yo creía que no existía es este tipo, y todo lo que ha dicho es lo que yo siempre he pensado, así que me voy a venir para acá.” Delia dijo que sí afortunadamente.

En aquel momento se estaban preparando los movimientos contrarrevolucionarios en Cuba y no era fácil. Nosotros en Caracas teníamos un Standard de vida de un profesor universitario. La cosa es que en ello Delia me dio un apoyo tremendo, porque si me decía lo contrario vaya a saber lo que hubiera podido pasar.

Tenía que volver a Caracas a terminar mi contrato, porque como argentino yo trabajaba por contrato. Porque yo además no he renunciado nunca a mi nacionalidad argentina, otra de las cosas que tengo, soy argentino. Si me tengo que morir por Cuba me muero, pero soy argentino, me muero siendo argentino.

Un retrato en casa de Alberto guarda la unica imagen
donde estan juntos Alberto, Fidel y el Che

En Caracas vendí todo lo que tenia, lo que no vendí lo regale. Traje mi automóvil, traje mi laboratorio pequeño. Eso lo mande por barco y nosotros vinimos por avión. El 23 de marzo del 61 yo ya estaba acá.

Yo empecé como profesor de bioquímica en La Habana. Yo tenia muchas ideas, la gente aquí también las tenia, sobre todo con el objetivo de darle a los médicos un mayor bagaje científico.

A los médicos les gusta mucho la cirugía y oír ruiditos, la parte práctica, pero eso le quita fuerza científica. Entonces organizamos aquí un centro de ciencias básicas para que estudiaran bioquímica, fisiología. Los muchachos me puteaban, este argentino…

Me dio una mano Fidel en un discurso. Entre tantas cosas dijo, “como no nos puede gustar la bioquímica”,… entonces si lo dice Fidel, parece que Granado tiene razón.

Pero había tanta gente que quería estudiar, y la única facultad que había era la de medicina de la habana. Enseguida la gente de las ciudades mas pequeñas, aunque eran revolucionarios decían: no en la universidad de la habana los estudiantes viven en concubinato, entonces los padres decían: “mi hijo puede ir allá, pero mi hija no, pa´que”.

La revolución muy inteligentemente dice, si los padres tienen miedo de que sus hijas vayan a la universidad en la habana, hagamos una universidad en la otra punta, entonces se fundo la universidad de medicina en oriente de la cual yo soy uno de los fundadores,

Llegamos a tener hasta 500 alumnos. Fue una cosa muy linda, una lucha contra la reacción, contra los revolucionarios equivocados, contra la gente que quería mantener el status.

Por ejemplo había llegado una lluvia en oriente y era necesario recoger el café y no había mano de obra, porque la mano de obra estaba cortando caña. Entonces se les pidió a los estudiantes que fueran a recoger café. Nadie quería ir, porque como estaban los exámenes pegados, lo que querían era examinar. Entonces el presidente de la JC tuvo que ir el. Estuvo más de un mes recogiendo café y perdió los exámenes.

Un día yo iba a la cátedra y lo veo venir a este muchacho con cara de pocos amigos y le digo pregunto que le pasa. Me dice, “no me dejan examinar porque dicen que falto a clases”. Entonces me voy donde estaba el vicerrector y le digo al hombre, “¿no se da cuenta que estamos viviendo una revolución?, este muchacho esta sacrificándose, a los que habría que aplazar es a todos los que no quisieron ir”.

Como esta se vivieron muchas situaciones maravillosas y que daban mayor fortaleza.

En otra ocasión el profesor de anatomía dice: Alberto, me tienes que ayudar. De una de mis mejores alumnas, el padre – que era un chino – se entero que los muertos están desnudos y dice que su hija no va a ir a ver hombres desnudos.

Entonces fui yo. No era lo mismo que vaya el profesor de anatomía que el Alberto Granado el amigo del Che y así fui los convenciendo…

Cuando conversamos con Alberto sobre la etapa de Bolivia se puso triste.

Nos contó que antes de partir hacia a Bolivia el Che se despidió diciéndole: “Te espero gitano sedentario cuando el olor a pólvora amaine”

Entrevista realizada por Claudia Rabanaque - Norberto Forgione