Hay una imagen muy difundida. Un piletón de cemento sostiene el cuerpo del Che.
Esta con los ojos abiertos. Lo han asesinado horas antes en la humilde escuelita del, hasta ese momento, ignoto pueblo de Bolivia llamado La Higuera.
Primeros planos de su rostro, rodeado por militares, con gente del pueblo acercándose a conocerlo, con agentes de la CIA posando ante su cuerpo convertido en trofeo de guerra.
Hay otras, muy pocas, que incluyen a dos guerrilleros tirados en el piso.
Son “Arturo” y “Antonio”, de ellos poco se sabe. No son el Che.
“Antonio” es Orlando Pantoja. Miembro del Ministerio del Interior de Cuba antes de incorporarse a la Guerrilla en Bolivia, había participado en la preparación de los primeros combatientes que integraron las guerrilla de Jorge Masetti en Salta.
Corre el mes de Febrero de 1996. Me encuentro en el pueblo de Vallegrande, Bolivia, lugar donde fueron enterrados los restos de los combatientes de la guerrilla comandada por el Che.
Llegue hasta Vallegrande para colaborar como voluntario en las tareas de búsqueda que quedaban por delante. Haber llegado para la época de carnavales me ayudo, ya que esta es una celebración a la cual los lugareños se entregan de cuerpo y alma, y alguien dispuesto a ayudar era bienvenido.
Tuve la suerte de colaborar con el equipo de Geofísicos Cubanos, para quienes no había ni carnavales, ni Domingos, ni descanso.
Se encuentra en el fondo del Hospital Sr. de Malta.
Una vez allí y luego de sobreponerme al impacto inicial, casi de manera automática, me dirigí a una de las paredes y escribí: “Gracias a vos, a Inti, a todos...”
Luego de algunos años de investigación, de entrevistar a algunos de los principales protagonistas y de viajar por los distintos sitios donde se desarrollaron los hechos, estamos intentando plasmar en un documental, los momentos vividos por este conjunto de hombres, quienes se jugaron la vida por cumplir con el sueño de parir una sociedad mejor, más equitativa, más justa, más libre.
El sistema hegemónico de poder, divulga una imagen inofensiva del Che como un individuo aislado, ahistórico y romántico. Intenta además, cristalizarlo como objeto de consumo, con el adicional de invisibilizar al conjunto.
Sin pretender quitar al Che del eje narrativo e histórico que le cupo en su etapa Boliviana, cosa que además falsearía el papel central que tuvo en el desarrollo de los hechos, aquellos que estamos comprometidos en este proyecto, queremos mostrar también el palpitar, los sentimientos, los sueños y las contradicciones de los distintos protagonistas de estos sucesos.
Aquellos que acompañaron al Che en el intento de llevar a cabo ese gran sueño de liberación continental, han dejado no solo su testimonio de vida plasmado en su accionar, sino también en sus diarios llevados durante la guerra de guerrillas.
Es nuestro compromiso tratar de mostrar lo más fielmente posible parte de sus vivencias y su pensamiento.
Norberto Forgione
Investigación: Norberto Forgione
Colaboración en la investigación: Claudia Rabanaque
Preproducción: Claudia Rabanaque -Norberto Forgione
Colaboración en Preproducción: Juan Pablo Lepore.
Cámara : Claudio Remedi
Sonido: Gabriela Jaime
Post Producción: Gabriela Jaime - Claudio Remedi
Hola Norberto, cuanta constancia -años-, cuanto trabajo, cuanta pasiòn.
ResponderEliminarTe mando un abrazo afectuoso, Juan E Diaz
Excelente trabajo Norberto, es un orgullo conocerte y saber de tu pasiòn por la verdad.Un abrazo. Norma Ramirez
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ResponderEliminarLa guerrilla del Che también tuvo sus niños y elos fueron Pablito y Chingolo.
ResponderEliminarNiños o no niños fueron instrumentos que consciente o inconscientemente defendieron los valores de sistemas económicos -sociales disímiles.
La violencia tiene raices económicas y estos responden a ciertos modos de producción y de cambio correspondientes a un sistema capitalista o comunista.
La guerra por tanto, es la expresión violenta de la política y que busca por medio de las armas, resguardar o mantener sus valores y fines intríncesos.
El método preferido por el Che: la guerra de guerrillas, fue el método para transformar esos modos de producción y de cambio con la finalidad de transformar el Estado boliviano en un Estado socialista.
A su turno, el ejército boliviano, también en defensa de los valores nacionales como expresión de su sistema economíco - social vigente, acudió a la afrenta y de la arena de la lucha, también emergieron sus héroes, algunos de ellos niños.
Al Che se lo pretende mostrar como humanitario por no haber tenido el valor de disparar sobre un camión en movimiento donde viajaban dos soldados cubiertos con frazadas. A esto, debo responder que algún acucioso investigador de lo que escribió el Che en su Diario, habrá constatado que éste, tenía planificado recurrir al "terror planificado" entre los campesinos, una vez que su lucha evolucionara.
Por lo dicho. Ninguna guerra es "humanitaria", es al contrario, violenta, deshumanizada. El odio, el afán de venganza o algún propósito ulterior como es el caso de mantener o de cambiar cierto sistema, SON SUS MAYORES ESTIMULANTES.
Ahora bien. Depende de cuál es tu ideología para que cualifiques como "heroe" o como asesino" a tal o cual actor de lucha.
Finalmente. La siguiente pregunta va dirigida para cualquier lector, incluso al suscrito:
¿Estarías dispuesto a sacrificar familia, posiciones, dinero y/o privilegios, para arriesgar tu vida por los demás? ¿O es que solamente eres un guerrillero o soldado de salon que lanza tiros desde la retaguardia?
Formulé esa pregunta, porque cuando se supo que el Che se encontraba en una de las selvas bolivianas, jugándose el pellejo, millones de voces repartidas a lo largo y ancho del planeta, lo ovacionaban, daban mueras al imperialismo, levantaban sus puños de rebeldía, chillaban de emoción y de rabia, hasta adornaban su cabeza con una boina negra; pero, ninguno de esos millones se incorporaron a sus filas, excepto cuatro mineros bolivianos que no pudieron llegar más allá de Camiri, donde fueron apresados por el control militar.